Cuando se lo permitimos, la infancia no deja de sorprendernos y de regalarnos aprendizajes. Muchos de los mejores juegos e ideas surgen de observarles disfrutando mientras juegan libres, de seguir sus intereses y necesidades y de reconocer que la mayor creatividad surge de esas situaciones.
D. y yo compartíamos una de esas sesiones con conexión y amor mutuo. Nos reíamos, disfrutábamos juntos. Él se deleitaba enseñándome sus nuevas habilidades en el columpio. Yo le miraba atenta, le sonreía y ponía cara de asombro. D. clavaba sus ojos en los míos mientras sonreía y se dejaba sorprender al descubrirse a sí mismo.
De pronto… paró en seco. Le veo sentarse muy serio en el columpio con su mirada aún puesta sobre la mía.
-¡Pon cara de enfadada!- me dice de pronto. Yo, obedezco.
– Ahora pon cara de triste- Le sigo el juego y continúo haciéndolo durante los casi 10 minutos en los que D. sigue pidiéndome que ponga cara de diferentes emociones y estados: miedo, sorpresa, alegría, aburrimiento, de nuevo enfadada, de nuevo sorpresa… mientras le veo como intenta copiarme los gestos con su cara. De vez en cuando me pide que me baje la mascarilla para verme también la boca. Me alejo para poder bajarme la mascarilla de forma segura. Él se fija con atención, trata de copiarme el gesto y me pide que me la suba y vuelva a poner la misma emoción.
D. tiene diagnóstico de TEA y le cuesta interpretar y copiar la comunicación no verbal, cosa que se dificulta enormemente con la mascarilla. Y se las estaba ingeniando para generar una situación que le diera oportunidades extras para interiorizarlo. Esa idea no era mía, había salido de su necesidad, y era… ¡sencillamente grandiosa!
Cuando se lo permitimos, la infancia no deja de sorprendernos y de regalarnos aprendizajes. Muchos de los mejores juegos e ideas surgen de observarles disfrutando mientras juegan libres, de seguir sus intereses y necesidades y de reconocer que la mayor creatividad surge de esas situaciones.
Gracias a D., ahora para muchos otros peques, existirá en nuestro repertorio de juegos e ideas esta maravillosa propuesta. “Adivina, adivinanza… imita la expresión que la mascarilla tapa”.