Muchas veces como adultas y adultos, podemos poner en marcha nuestros recursos para gestionar tanto las situaciones del día a día y aquellas otras más dolorosas o tristes como aquellas del pasado. Y seguimos sin que nos pesen. Y otras veces, a pesar de nuestros recursos e incluso de estar rodeados de personas que nos cuidan y nos acompañan, necesitamos terapia, porque la vida nos ha traído o nos trae situaciones que nos abruman, que nos cargan demasiado y nos generan sufrimiento, que nos hacen difícil seguir lo suficientemente equilibrados… y necesitamos que un profesional nos ayude a transitarlas, a volver a conectar con nosotras y nosotros y recuperar nuestro bienestar.
En Samay contamos con diferentes abordajes, todos dentro de la corriente humanista e integradora y entendemos la persona como un todo (con sus aspectos emocionales, psíquicos, físicos… todos aspectos únicos y respetables).
Después de las primeras sesiones, la terapeuta valorará la situación de la persona, los retos fundamentales que presenta y las herramientas con las que cuenta. Y después de la devolución de estos resultados, decidiremos entre los dos los objetivos, el abordaje a seguir y dónde queremos llegar. El trabajo siempre es en equipo entre ambas, el camino se va construyendo sesión a sesión.
¿En qué podemos ayudarte?
Si llevas tiempo con ansiedad y no va disminuyendo, si te sientes muy triste y notas que vas perdiendo interés por cosas que antes te gustaban.
Si sientes que hay situaciones amenazantes que te generan un nivel alto de estrés. Si notas que desde hace tiempo tienes pensamientos intrusivos, persistentes, obsesiones que te hacen sentir inquieta, con malestar, miedo…
Si hay situaciones específicas que te hacen sentir con un nivel alto de ansiedad o malestar: exposición en público, conocer gente nueva, sentir la atención de varias personas a la vez…
Si has vivido una pérdida importante para ti, que te está costando superar o no has llegado a hacerlo, no sólo con fallecimientos cercanos si no con cambios en tu vida, pérdidas laborales, mudanzas, separaciones sentimentales, diagnósticos de salud, etc.
Si llevas tiempo con ansiedad y no va disminuyendo, si te sientes muy triste y notas que vas perdiendo interés por cosas que antes te gustaban.
Si sientes que hay situaciones amenazantes que te generan un nivel alto de estrés. Si notas que desde hace tiempo tienes pensamientos intrusivos, persistentes, obsesiones que te hacen sentir inquieta, con malestar, miedo…
Si hay situaciones específicas que te hacen sentir con un nivel alto de ansiedad o malestar: exposición en público, conocer gente nueva, sentir la atención de varias personas a la vez…
Si sientes que tu nivel de ansiedad en el día a día ha aumentado y surgen preocupaciones que te generan un alto grado de malestar, que no puedes controlar.
Si de repente sufres ataques repentinos de miedo sin saber de dónde vienen. Si sientes que presentas una fobia ante algo concreto, con un nivel de miedo muy elevado (por ejemplo: a los exámenes, lugares cerrados, alturas, animales concretos…).
Si has vivido en algún momento una situación especialmente dolorosa y cuando la recuerdas sientes que la herida sigue abierta y aunque parece que puedes continuar tu vida, sientes que hay algo que te “conecta” con esa situación y no te libera.
Si te sientes triste, infeliz, ya no disfrutas de las cosas del día a día.
Si crees que puedes estar en una relación de dependencia sentimental y existe un gran desequilibrio.
Si te sientes cansada durante el día porque no duermes bien por la noche y esto lleva ocurriendo desde hace más de un mes.
Si sufres algún tipo de situación estresante relacionado con tu trabajo: desmotivación, acoso, Burn-out…
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